el asunto no es de la credibilidad de los mayas que hacen un cojón de años que se jodieron. aquí el asunto es que mientras existan imbéciles que se dejen llevar constantemente por estas corrientes pues siempre habrá un o varios vivos que seguirán viviendo a costa de ellos. el que se quiera gastar su dinero e irse a méxico a ver el final del calendario maya pues ese es su problema. allá lo que sobraban eran indios disfrazados y dando brincos para desplumar a todo el que pudieran agarrar emborrachado esperando el final. gente quitándose la vida por esta porqueria del calendario maya, astrólogos embusteros, panfleteros escribiendo sermones. definitivamente que el que montó la campaña publicitaria que debe ser alguien asociado al gobierno mexicano le dio la patada a la lata. hoteles, restaurantes, no habia espacio ni para tiendas de campaña. y ahora pasada la fiebre los pícaros disfrutaran de sus bolsillos llenos de dinero y los indios soltarán los disfrazes, las plumas, los gorros y volverán a intentar brincar la frontera para seguir trabajando como indocumentados en los campos de fresas de california. DI LA VERDAD
el asunto no es de la credibilidad de los mayas que hacen un cojón de años que se jodieron. aquí el asunto es que mientras existan imbéciles que se dejen llevar constantemente por estas corrientes pues siempre habrá un o varios vivos que seguirán viviendo a costa de ellos. el que se quiera gastar su dinero e irse a méxico a ver el final del calendario maya pues ese es su problema. allá lo que sobraban eran indios disfrazados y dando brincos para desplumar a todo el que pudieran agarrar emborrachado esperando el final. gente quitándose la vida por esta porqueria del calendario maya, astrólogos embusteros, panfleteros escribiendo sermones. definitivamente que el que montó la campaña publicitaria que debe ser alguien asociado al gobierno mexicano le dio la patada a la lata. hoteles, restaurantes, no habia espacio ni para tiendas de campaña.
ResponderEliminary ahora pasada la fiebre los pícaros disfrutaran de sus bolsillos llenos de dinero y los indios soltarán los disfrazes, las plumas, los gorros y volverán a intentar brincar la frontera para seguir trabajando como indocumentados en los campos de fresas de california.
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