lunes, septiembre 1

Diques de Nueva Orleáns bajo presión de Gustav

Gustav sacude la costa estadounidense del Golfo de México este lunes, lanzando oleadas de agua hacia los diques que protegen la ciudad de Nueva Orleáns, casi exactamente tres años después de que la ciudad fuera devastada por el ciclón Katrina. La ciudad, que está bajo el nivel del mar, vuelve a estar amenazada por una inundación, mientras al mismo tiempo algunos testigos reportaban tornados en la zona. Gustav tocó tierra cerca de Nueva Orleáns como huracán categoría 2, con vientos de unos 175 kilómetros por hora. Las rachas de viento lanzaban olas por encima del dique, a pesar de que la peor parte de la tormenta no alcanzó todavía a la ciudad del jazz. Pero a diferencia de lo que ocurrió hace tres años, la ciudad ahora estaba casi desierta, tras la evacuación forzosa de unas dos millones de personas ordenada por las autoridades. "No estamos fuera de peligro", dijo el alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin. "Todavía nos queda un momento crítico entre ahora y esta noche". Dos botes y una lancha quedaron a la deriva en el llamado Industrial Canal, generando temores de que las naves pudieran chocar contra las paredes de un dique, lo que repetiría lo que ocurrió durante el huracán Katrina en 2005. Poco después la prensa informó que la Guardia Costera estadounidense había podido controlar los barcos.

El presidente George W. Bush viajó a Austin, Texas (sur), el lunes, para verificar desde allí la respuesta gubernamental, acompañado por un ayudante que advirtió sobre la "debilidad" del sistema de diques de Nueva Orleáns, que todavía está siendo reconstruido después de Katrina, a un costo de 15.000 millones de dólares. "No debería haber excusas. Si la gente se quedó en Nueva Orleáns fue su decisión", dijo David Paulison, el director de la agencia federal de emergencias. De todos modos, Bush afirmó que la coordinación de los trabajos de socorro ha sido mucho mejor que la de hace tres años, aunque advirtió: "la tormenta todavía no pasó, es un acontecimiento serio". El huracán tiene, además, consecuencias económicas y políticas. La producción de petróleo en la región del Golfo fue suspendida y el Partido Republicano redujo la agenda de su convención nacional, que debe proclamar a John McCain como candidato a la Casa Blanca. McCain cambió sus planes de campaña y viajó a Mississippi el domingo a verificar los preparativos para el huracán, en tanto se decidió que el primer día de la convención tuviera una agenda reducida. El aspirante republicano aprovechó una escala en Waterville (Ohio, norte) para ayudar a los voluntarios que preparaban paquetes con insumos para los damnificados por el huracán. Mientras, Bush confirmó que no acudiría a la convención el lunes.

Por su parte, el candidato demócrata a la presidencia estadounidense, Barack Obama, reemplazó el lunes un discurso previsto en Detroit (Michigan, norte) por un llamado a la unidad para ayudar a las víctimas posibles de Gustav. "Hay un tiempo para intercambiar argumentos políticos, pero también hay un momento para unirnos como estadounidenses", dijo Obama ante un grupo de militantes, la mayoría sindicalistas, en ocasión del Labor Day, el día de los Trabajadores de Estados Unidos. Las compañías petroleras evacuaron personal e interrumpieron casi toda la producción en el Golfo de México, donde Estados Unidos produce 26% de su crudo. Unos 750 guardias nacionales fueron movilizados a Nueva Orleáns en previsión de eventuales operativos de rescate para cerca de diez mil ciudadanos que se quedaron en sus hogares.

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