La unidad antiterrorista del FBI está llevando a cabo una amplia, profunda, pero a la vez muy discreta investigación en Miami, para dar con los autores de un incendio premeditado, que destruyó totalmente una agencia turística especializada en viajes a Cuba.
La investigación abarca a todo tipo de personas y grupos. Empezando con los sospechosos habituales: conocidos activistas anticastristas, organizaciones del exilio cubano con un pasado poco pacífico, personas que han estado relacionadas con atentados terroristas en suelo estadounidense en los años 70 y 80, cuando Miami fue escenario de al menos 20 asesinatos y medio centenar de atentados con bombas, mayormente contra simpatizantes del Gobierno cubano.
Pero también, según dijeron a ELMUNDO.es fuentes de la investigación, se han incluido a empleados descontentos, rivales de los dueños de la agencia de viajes, sin descartar una posible intervención de La Habana, ya que todavía en los archivos de la policía local se encuentran abiertos unos cinco casos de asesinatos de matiz político, cuyos autores las autoridades sospechan están relacionados con el Gobierno de la isla.
"Básicamente, están volviendo Miami patas arriba porque aquí no vamos a volver a los años 70 y 80. Ninguna pista ha sido descartada, ningún ángulo será dejado fuera. El terrorismo se acabó y es bueno que se sepa", dijo una de las fuentes consultadas. "Esto lo estamos llevando muy, pero muy en serio".
En la madrugada del viernes pasado, sobre las 3:30 de la mañana sonó la alarma de incendios de la agencia de viajes Airline Brokers, situada en Coral Gables, una de las barriadas adineradas del área metropolitana de Miami. Los bomberos acudieron de inmediato. En un par de horas extinguieron el incendio y comenzaron las investigaciones.
Las primeras sospechas de que el siniestro fue intencional salieron a flote cuando los bomberos constataron que el fuego "pulverizó" la oficina de la dueña de la agencia, Vivian Mannerud.
La confirmación se dio poco después, cuando un perro rastreador, aún antes de entrar al edificio, se sentó con las dos patas traseras en el piso. Después, en el interior, lo volvió a hacer otras tres veces. La señal era inequívoca: para provocar el incendio alguien utilizó un producto químico que tuvo el efecto de acelerar las llamas.
De inmediato un viejo fantasma del pasado volvió a la mente de los investigadores: el fantasma del terrorismo que sacudió a Miami hace décadas.
Los investigadores llamaron a la unidad antiterrorista de la policía de la ciudad pero esta no apareció sola. De inmediato se integraron a las investigaciones sendos equipos del FBI y de la agencia Anti Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF, por sus siglas en inglés). Rumores en medios periodísticos apuntan que la CIA también tiene el ojo puesto en el asunto.
Y tienen sus razones. Porque, a fin de cuentas, muchos de los nombres de sospechosos que han saltado a la mesa de los investigadores son viejos militantes anticastristas que la agencia entrenó en plena Guerra Fría, para combatir al régimen de Fidel Castro.
'Sin comentarios'
Desde el incendio, las agencias federales se han encerrado en sí mismas y no informan del progreso de las investigaciones. Todas las consultas por parte de periodistas siempre reciben la misma respuesta, "no tenemos nada que comentar".
Sin embargo, un viejo militante de las andanzas de los años 60, 70 y 80, que colaboró estrechamente con la CIA, recordó esta semana en una cadena de televisión que es normal que las autoridades miren hacia los viejos guerreros del anticastrista.
"Todo el mundo conoce a los que están entrenados para eso. Pero creo que tiene que ser gente nueva, porque ya los viejos a quien podíamos llamar terroristas no están en funciones. Creo yo", dijo al canal 'America TV', Rolando Martínez, más conocido como 'Musculito', uno de los 'fontaneros' del caso Watergate de 1972, cuando cinco cubanos fueron arrestados dentro de la sede del partido demócrata en Washington, sembrando micrófonos por cuenta de la Casa Blanca.
El escándalo le costó el cargo al entonces presidente Richard Nixon.
Aunque Martínez cree, como buen anticastrista, que la mano oculta de La Habana puede estar detrás del incendio, porque "el que se meta a hacer terrorismo aquí le echan 20 años de prisión", explicó en una muy rara visión de lo que sucedió hace 30 años en la ciudad.
"Fueron años muy críticos y de peligrosidad. A algunas organizaciones (opuestas al régimen cubano) les molestaba ver el avance (de los simpatizantes de La Habana) dentro de Estados Unidos, porque aquí por la democracia que hay, todo el mundo tiene la oportunidad de manejarse y entonces la única alternativa era esa (la violencia)", recordó el ex agente de la CIA.
En la época a que se refirió Martínez, La Habana había dado una serie de pasos de diálogo con un sector moderado del exilio cubano. Con ello, se logró la liberación de 3.500 presos políticos en 1978. Se produjo un proceso llamado de "reunificación familiar" y miles de exiliados comenzaron a desembarcar en Cuba para visitar a sus familiares.
Mientras, en Miami, se abrieron un sinfín de agencias de viajes, varios centros universitarios y de estudios comenzaron a patrocinar visitas de trabajo a Cuba, y se inició un diálogo que no fue del agrado de muchos exiliados de extrema derecha, para quienes tenia un significado de "rendición ante el tirano".
El resultado... una ola de atentados
Así comenzó entonces una ola de atentados terroristas y una campaña de descrédito. El banquero que promovió la liberación de los 3.500 presos políticos fue arruinado, la directora de un centro de estudios sobre Cuba sufrió un atentado que destruyó parcialmente su casa y la dejó gravemente herida, dos de los participantes en el diálogo con La Habana fueron asesinados, incluso diplomáticos cubanos fueron asesinados.
Pero no fue ésa la única época violenta en la ciudad. A inicios de la década de 1970, una serie de atentados descabezó a las principales organizaciones del exilio.
En pocos meses, los líderes más vociferantes fueron asesinados, sea por una bomba colocada debajo de un coche o con el disparo certero de un francotirador. En esos días la policía no daba abasto, parecía que el Gobierno federal había perdido el control de una parte del país.
Max Lesnik, director de la entonces revista 'Réplica', cuya línea editorial abogaba por una alternativa informativa en la ciudad, sufrió 11 atentados y varias veces tuvo de cambiar o reconstruir las instalaciones de la revista.
Fueron momentos de terror, sostiene Lesnik a ELMUNDO.es. Pero hoy día, con la distancia, los mira con filosofía. "Es una medalla, un honor, porque a mis enemigos lo único que las queda es silenciarme, a mí y al órgano de información. En el fondo me da lástima, porque se sienten derrotados. Es el último recurso que les queda, un acto de cobardía", afirma.
si fuera un ataque contra una dependencia del gobierno americano, con la fosforera que encontraron ya hubiesen arrestado hasta el que compró la colada de café antes del atentado a través del dna, las huelas digitales y hasta el olor de la peste a grajo del terrorista. pero eso no pasará, será caso congelado y punto. a lo mejor hasta james cason, ahora alcalde de coral gables, le da una jabita como premio al terrorista, como hacia con los disidentes en cuba.
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