Una noche en la convención republicana

WASHINGTON - Esta noche, la convención republicana en Tampa está aportando una serie de indicios de lo que les espera a los estadounidenses, y al resto del mundo, si Obama no es reelecto, lo cual no creo que suceda.

Los republicanos no están ocultando, o no lo logran hacer, de que algo está sucediendo. Ni todo está bajo control. Cuando Newt Gingrich presentó su documental sobre Ronald Reagan que, recuérdese, jamás seria electo en una convención con estos valores, en un restaurante en el corazón de la capital, el mesero bajó el sonido y ningún cliente que quejó. (Recuérdese también que hace unos seis meses Gingrich dijo que iba a hablar esta noche, "como nominado"). Pero lo que me recuerda mi interlocutora a la luz de los velas de un restaurante en Dupont Circle, una hábil mujer de la rama ejecutiva, los más impresionante de la jornada de hoy en Tampa es como los republicanos han decidido usar a Marco Rubio para presentar a Romney. "Ese hombre ha mentido sobre su pasado familiar, sobre sus cuentas en el partido republicano... ¿cómo puede ser creíble, Romney no se da cuenta?".

Le contesté que, aparentemente, no se han dado o cuenta que no hay nadie mejor en el partido para presentarlo. Porque, la última vez que Rubio presentó a Romney ante una audiencia, fue hace dos semanas en el establecimiento de un conocido narcotraficante de Miami.

"Parece entonces que no tienen a nadie más de 'categoría'. Lo peor de Romney, antes de esto, fue cuando le preguntaron que pensaba de que entre los afroamericanos su nivel de aceptación era cero, y él contestó que sólo necesitaba 51% de los votos para ser electo. Si Obama alguna vez dice eso, lo crucifican", me responde. 

A mi, no me queda otra que dejarme llevar. Los republicanos no saben que decir. Si el orador sorpresa esta noche es Clint Eastwood, como van las cosas en calidad artística en la derecha de éste páis, ya veremos a los republicanos apelando al voto con la ayuda de Sylvester Stalone o Jean Claude Van Dame. Sí, porque Chuck Norris ya está raquítico, el pobre.