Unity'08

CHICAGO – Unity es una organización de periodistas sin fines de lucro que se reúne cada cuatro años. Este año estuve en su conferencia porque pertenezco a la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ, por sus siglas en inglés) y ellos me invitaron, nuevamente, a ayudarlos a editar el periódico de la convención. Unity abarca a la NAHJ, la Asociación de Periodistas Afroamericanos, los periodistas asiáticos y nativo americanos. Pero no me gusta Unity. En primer lugar porque se define como una entidad de los periodistas de “color” y creo que eso es un concepto racista. Me explico. El mundo no es en blanco y negro, sino en colores. Es natural que seamos negros, blancos, amarillos, rojos o… lo que queramos ser. Lo que no es natural es que intentemos distinguirnos por nuestro color. Con ese concepto, Unity está, de entrada, dejando de fuera a los “blancos”. Y, repito, eso es racismo.

Pero Unity tiene otros problemas. Su financiamiento es mayormente asumido por los nativo americanos que, incluso, pagan parte del aporte monetario de los afroamericanos. Los hispanos, aunque acuden en gran número a sus convenciones, no son bien recibidos. Por ejemplo: en las fiestas organizadas para conocernos mejor, los afroamericanos no asistieron en masa a la de los hispanos; los nativo americanos fueron bien receptivos hacia los hispanos, pero no se mezclaron con los asiáticos y estos abrieron los brazos a los hispanos pero tampoco fueron bien recibidos por los afroamericanos. Estuve unos minutos en la fiesta de los afroamericanos, pero decidí irme después que alguien le preguntó a una amiga mía hispana que hacia allí. Obviamente, no creo que ese sea un sentimiento generalizado, pero sucedió. Son percepciones que marcan la diferencia.

Como todo el mundo sabe, la libertad de prensa es la mayor preocupación de los periodistas. Pues, no parece ser la de los activistas afroamericanos de Unity. Invitaron a discursar ante la convención al presidente de Senegal, Abdoulaye Wade. Resulta que la semana pasada el señor Wade mandó arrestar a siete periodistas en su país y los acusó de agredir a agentes de policía. Se sabe que eso no es cierto y los siete colegas son, realmente, periodistas opositores al régimen. Senegal fue, por décadas, un faro de Africa en términos de libertad de prensa bajo la administración de Leopold Sengor, sin dudas uno de los más ilustres intelectuales francófonos. Pero Wade está muy lejos de eso. Me cuenta una de mis estudiantes, reportera del diario de la convención, que la embajada senegalesa pagó a 100 ciudadanos de ese país – transporte y hotel - para que asistieran a la convención y victorearan al presidente. Cuando un colega de Senegal, residente en Canadá, reclamó a Wade sus atropellos a la libertad de prensa, fue agredido por uno de los asistentes. Y ¿saben qué? La organización de mis colegas afroamericanos llamó a la policía e hicieron con que el colega senegalés fuera arrestado. No hubo la más mínima solidaridad. Y al día siguiente una respetada columnista afroamericana del Chicago Sun-Times, se quejó del asunto con el argumento de que hostilizar a Wade pudiera ser una mala imagen para las pretensiones de Chicago de ser sede los juegos olímpicos el año 2016.

Lo más triste de todo es que Wade vino a Chicago por la mano de John Yearwood, tesorero de Unity y jefe de la página internacional de The Miami Herald. Yearwood es conocido en la redacción por no tener contenido de trabajo, sus colegas se ríen abiertamente de él, y ha hecho la vida imposible a importantes miembros de la redacción. Definitivamente, no me gusta Unity. Creo que divide más de lo que une. Todos somos de “color”. El mundo no es en blanco y negro. Recalcarlo es la desunión personificada. No quiero ofender a nadie, se que mis palabras no son diplomáticas ni políticamente correctas. Pero que a nadie le quede la más mínima duda de que las he escrito con la más profunda honestidad. [R]