La campaña electoral en el condado de Miami Dade no piense nadie que se va a alejar en algún momento del tema de “la liberación del pueblo cubano” y su vinculante latinoamericana. A Lula lo obviarán, discretamente, porque se ha dedicado a cumplir con meticulosidad la tarea presidencial, que es por lo que el pueblo brasileño le paga y juzga.
En Miami se hablará a poquitos de la guerra en Irak, de los problemas de la economía, de la falta de viviendas para los ancianos, del seguro médico para todos los americanos, del pavimento de las calles, de los depauperados barrios pobres, pero el círculo de la contienda regresará al punto de partida: La liberación del pueblo cubano, como gustan llamarle los congresistas Mario y Lincoln Díaz Balart e Ileana Ros Lethinen a lo que parece ser su principal cometido en Washington. Pero los contribuyentes no les pagan salario por eso y han comenzado a juzgarlos en la misma medida en que cambia la composición étnica y generacional del electorado. A los nuevos ciudadanos americanos de Miami hay que hacerles una oferta nueva: La prosperidad del condado.
Este es nuestro hogar, nos cobijamos bajo la bandera norteamericana, es a este país a quien tenemos que agradecerle todo lo que somos en la actualidad y seremos en el futuro. Por tanto, pensemos en Miami primero y dejemos la “liberación del pueblo cubano” en manos de los que permanecieron allá, aunque la nostalgia nos rompa el corazón y desesperemos por ayudarlos. Si aquí no prevenimos la miseria que se nos viene encima, ¿cómo vamos a sugerir soluciones para la miseria de allá?
Me causa mucha tristeza que la campaña electoral se base en el embargo a Cuba. Una acción política que no ha encontrado apoyo jamás fuera de Miami, porque nadie, razonablemente bien intencionado, puede aceptar que se metan en un mismo saco a las víctimas y a los victimarios. Y es en el propio texto de la Ley norteamericana donde radica el error. Si vamos a dar embargo que sea al gobierno y no a Cuba, que es su prisionera, y esa filosofía debió condicionar el diseño de la ley. Pero en sus redactores prevaleció la soberbia sobre el buen juicio a la hora de elegir las palabras y nos contaminaron el lenguaje.
Yo tengo una visión cínica de esta estupidez que amenaza con hacerse más prolongada que la propia vida de Fidel Castro. Las primeras restricciones al comercio entre Cuba y Estados unidos fueron promulgadas por Kennedy como respuesta a la expropiación masiva de propiedades de norteamericanos en Cuba. Fue una decisión política pero no ideológica y tenía como fundamento un hecho económico ilegal, porque no era acompañada por las correspondientes indemnizaciones. Eso justificaba a Kennedy y otros gobiernos lo apoyaron. Era la guerra fría y había que librarla en calma, con pequeñas escaramuzas militares en sitios alejados para que la supervivencia humana quedara a salvo. De paso, obligando a los soviéticos al gasto en Cuba debilitaron su economía.
Pasaron los años, se desmoronó el comunismo y los países se reagruparon cambiando la geopolítica mundial. Sin embargo, los comunistas cubanos se atrincheraron y Estados Unidos respondió con más embargo. A un lado y al otro del Estrecho de la Florida se congelaron los relojes y lo que debió haber sido apenas un capítulo del conflicto USA-URSS se constituyó en un manual de obsesiones. Son ya cinco decenios de acciones disparatadas a pesar de la adversa opinión pública mundial y contra los intereses de la propia Cuba, no los del Partido Comunista que se ha beneficiado del aislamiento que le impusieron al país.
Recuerdo ahora aquella vez en que Raúl Castro, entonces joven y aún bajo los efectos de la embriaguez “antimperialista”, declaró en un discurso que el Carril 4 de la Ley Torricelli era el más peligroso porque abría un trecho para los contactos personales entre cubanos de acá y cubanos de allá. Pero ya no existe ni siquiera ese Carril 4 para felicidad de los aislacionistas de ambas orillas y sufrimiento de las familias cubanas. Y ese será el tema de la campaña en el condado Miami Dade, aderezado con epítetos e incriminaciones mutuas que enlodarán el proceso.
Lo que más me choca es que todos los candidatos seguirán hablando del “embargo a Cuba” y no de acciones más inteligentes para impedir que los cambios que se han ido adelantando en la Isla vayan más allá de ser un ejercicio gatopardiano. Recuerden la escena de la película El Gatopardo, cuando el heredero del conde le dice al padre que “hay que cambiarlo todo para que todo quede igual”. Ese es el problema de ahora.
Dejando a un lado la vanidad natural de los hombres yo quisiera poner en palabras fáciles lo siguiente: Que USA y Cuba negocien todo lo que tenga que ver con las relaciones internacionales y que Raúl se avenga a negociar la gobernabilidad del país con la oposición democrática, incluidos los presos políticos. De este modo habrá paz social en Cuba y las intervenciones históricas de Estados Unidos en los asuntos cubanos no resultarían legitimadas.
Y sobre todo, señores, los políticos de Miami se podrán concentrar en la labor de darnos más bienestar a los que vivimos acá. Que no haya más embargos. De nuestras casas, quiero decir. Acerca del otro, abramos la discusión aquí.
Jorge Daubar
Miami
En Miami se hablará a poquitos de la guerra en Irak, de los problemas de la economía, de la falta de viviendas para los ancianos, del seguro médico para todos los americanos, del pavimento de las calles, de los depauperados barrios pobres, pero el círculo de la contienda regresará al punto de partida: La liberación del pueblo cubano, como gustan llamarle los congresistas Mario y Lincoln Díaz Balart e Ileana Ros Lethinen a lo que parece ser su principal cometido en Washington. Pero los contribuyentes no les pagan salario por eso y han comenzado a juzgarlos en la misma medida en que cambia la composición étnica y generacional del electorado. A los nuevos ciudadanos americanos de Miami hay que hacerles una oferta nueva: La prosperidad del condado.
Este es nuestro hogar, nos cobijamos bajo la bandera norteamericana, es a este país a quien tenemos que agradecerle todo lo que somos en la actualidad y seremos en el futuro. Por tanto, pensemos en Miami primero y dejemos la “liberación del pueblo cubano” en manos de los que permanecieron allá, aunque la nostalgia nos rompa el corazón y desesperemos por ayudarlos. Si aquí no prevenimos la miseria que se nos viene encima, ¿cómo vamos a sugerir soluciones para la miseria de allá?
Me causa mucha tristeza que la campaña electoral se base en el embargo a Cuba. Una acción política que no ha encontrado apoyo jamás fuera de Miami, porque nadie, razonablemente bien intencionado, puede aceptar que se metan en un mismo saco a las víctimas y a los victimarios. Y es en el propio texto de la Ley norteamericana donde radica el error. Si vamos a dar embargo que sea al gobierno y no a Cuba, que es su prisionera, y esa filosofía debió condicionar el diseño de la ley. Pero en sus redactores prevaleció la soberbia sobre el buen juicio a la hora de elegir las palabras y nos contaminaron el lenguaje.
Yo tengo una visión cínica de esta estupidez que amenaza con hacerse más prolongada que la propia vida de Fidel Castro. Las primeras restricciones al comercio entre Cuba y Estados unidos fueron promulgadas por Kennedy como respuesta a la expropiación masiva de propiedades de norteamericanos en Cuba. Fue una decisión política pero no ideológica y tenía como fundamento un hecho económico ilegal, porque no era acompañada por las correspondientes indemnizaciones. Eso justificaba a Kennedy y otros gobiernos lo apoyaron. Era la guerra fría y había que librarla en calma, con pequeñas escaramuzas militares en sitios alejados para que la supervivencia humana quedara a salvo. De paso, obligando a los soviéticos al gasto en Cuba debilitaron su economía.
Pasaron los años, se desmoronó el comunismo y los países se reagruparon cambiando la geopolítica mundial. Sin embargo, los comunistas cubanos se atrincheraron y Estados Unidos respondió con más embargo. A un lado y al otro del Estrecho de la Florida se congelaron los relojes y lo que debió haber sido apenas un capítulo del conflicto USA-URSS se constituyó en un manual de obsesiones. Son ya cinco decenios de acciones disparatadas a pesar de la adversa opinión pública mundial y contra los intereses de la propia Cuba, no los del Partido Comunista que se ha beneficiado del aislamiento que le impusieron al país.
Recuerdo ahora aquella vez en que Raúl Castro, entonces joven y aún bajo los efectos de la embriaguez “antimperialista”, declaró en un discurso que el Carril 4 de la Ley Torricelli era el más peligroso porque abría un trecho para los contactos personales entre cubanos de acá y cubanos de allá. Pero ya no existe ni siquiera ese Carril 4 para felicidad de los aislacionistas de ambas orillas y sufrimiento de las familias cubanas. Y ese será el tema de la campaña en el condado Miami Dade, aderezado con epítetos e incriminaciones mutuas que enlodarán el proceso.
Lo que más me choca es que todos los candidatos seguirán hablando del “embargo a Cuba” y no de acciones más inteligentes para impedir que los cambios que se han ido adelantando en la Isla vayan más allá de ser un ejercicio gatopardiano. Recuerden la escena de la película El Gatopardo, cuando el heredero del conde le dice al padre que “hay que cambiarlo todo para que todo quede igual”. Ese es el problema de ahora.
Dejando a un lado la vanidad natural de los hombres yo quisiera poner en palabras fáciles lo siguiente: Que USA y Cuba negocien todo lo que tenga que ver con las relaciones internacionales y que Raúl se avenga a negociar la gobernabilidad del país con la oposición democrática, incluidos los presos políticos. De este modo habrá paz social en Cuba y las intervenciones históricas de Estados Unidos en los asuntos cubanos no resultarían legitimadas.
Y sobre todo, señores, los políticos de Miami se podrán concentrar en la labor de darnos más bienestar a los que vivimos acá. Que no haya más embargos. De nuestras casas, quiero decir. Acerca del otro, abramos la discusión aquí.
Jorge Daubar
Miami
Este articulo refleja la vorágine de cambios que se nos avecinan, cambios para los cuales necesitamos nuevos capitales al timon del barco. Los Balart y Lethinen ya deben colgar los guantes. En todo el tiempo que esta pandilla lleva en WA DC Cuba no ha cambiado para mejor, y Miami y cercanias han ido a peor. Es hora de votar por el fin de todos los embargos; el de EU a Cuba, el de régimen a los cubanos; y el de los Balart a la comunidad cubana en el exilio.
ResponderEliminarMas o menos esto de un punto de acuerdo con el guijiro gallego, preo Sr. Guajiro nunca olvide questos Cubanos ques saliron al exilio fueron ques hizo todos para que a los Cubanos de aqui,el Exilio,puedera disfrutar de todo que se puede ofrecer a todos sus ciudianos. Gracis al viejo Exilio usted esta aqui viviendo en paz y libertad y escribiendo en este blog!
ResponderEliminarAvece tenemos que cambiar la manera de combatir,pero siempre con el fin de CUBA LIBRE!
Cono Cuba Libre...yo pense que lo poco o mucho que tengo me lo habia ganado con mi trabajo y sacrificio personal.
ResponderEliminarMe sorprende saber que se lo debo a los del "exilio".
O sea...que la casita de campo donde vivo en Ocala es Gracias a Saavedra, al Coronel Matias Farias y a Seso Hueco?
!Pa'l carajo !
Lionel Remigio, lee con cuidado para que interpretes bien lo que lees.
ResponderEliminarlionel, claro que sí, debemos ir todos los dias a misa a pedir por todos los santos HP que gracias a ellos tenemos casa, trabajo, comida, carro, etc...
ResponderEliminaropinante "cuba libre" lo más triste que tiene todo esto es que quienes llegamos despues de la remesa de los 60, especificamente en el 80 y hasta hoy, se lo debemos a personas algunos de los cuales ofrendaron sus vidas por la barbarie de algunos exiliados "históricos". Luciano Nieves fue asesinado mientras visitaba a su hijo en un hospital por el simple hecho de apoyar el dialogo. otro ejemplo es bernardo benes, quien fue el motor que con el dialogo de 1978 revolvió cuba, liberó más de 3,500 presos políticos y sin embargo poco faltó para que lo reventaran de un bombazo los omega 7, los sampol, bosh, etc.
esa etapa no era de ron y coca cola. esa fue una etapa de sangre, mucha sangre, roja como un "bloody merry".
balsero ilustrado que soy, y enamorado de google, se me ocurre poner el nombre de Jorge Daubar, hacer un click y descubrí por qué se me hacia familiar su nombre y apellido: es el autor de un libro sobre el ajedrecista cubano jose raúl capablanca, y hasta hace tan poco como el 2003, era columnista de La Jiribilla en Cuba. Pueden visitar http://www.lajiribilla.cu/2003/n088_01/088_12.html y allí lo encontrarán, pero más simple, pueden poner su nombre en google y encontrarán su obra periodística dentro de la revolución. Ya sabia que a este “coco” el agua le entraba por alguna parte. Revolucionario rabioso hasta ayer, derechista ridículo hoy. Su expediente lo haría la delicia de Maria Elvira o Oscar Haza, por ejemplo, contando cómo fidel jugaba ajedres en payama de seda o "en cueros" en su mansión blindada del “punto cero”.
ResponderEliminarLionel Remigi, es verdad, el "viejo exilio" vino para aca y fueron los que movieron todo,mar y cielo,para que todos los Cubanos podrian mejorar y tuvieron que luchar muy,muy,muy duro para lograr el estatus que hoy disfrutamos!
ResponderEliminarNostros que somos hijos de estos grandes hombres y mujeres,blacos y judios y negros y chinos, somos muy orgulloso de todo que lograron.Mi padre que es un gran Medico en Chicago ayudo muchos y muchos Cubanos que llegaron sin nada.El y otros de sus generacion pusieron los modales y eticas necesarias para que todo Cubano fueran respetado por sus trabajos y honestidad.
Esto muy de acuerdo con el Sr. Dauber y su carts a los politicos del sur de la Florida. Tenemos que mejorar nuestra cuidad y nuestras escuelas y nuestr communidad.Tambien esto de acuerdo con Sr. Dauber que los politicos y votantes tienen que dejar de votar como lo han hecho(basado a quien mas grita sobre Castro )y debemos votar por quien nos va a ayudar mas para mejorar nuestra communidad.
El votante Cubano-Americano del sur de la Florida se han madurado y quiere buena representacion de sus congresistas y no quiere mas de las politica antigua de Cuba!
Gracias por la sugerencia, aleluya, pero al escribir el nombre de Daubar en el buscador de google lo que sale es otra cosa muy distinta a lo que tú has intentado que creamos. No desprecies la inteligencia ajena, por favor. Si te molesta el fulano, dilo claro pero no difames. Eso es feeeeeooooo.....
ResponderEliminaranónimo, aleluya le da una recomendación: ponga el nombre, haga click y cuando aparezca la página dele a la flechita hacia abajo.
ResponderEliminarpero me imagino que usted leyó la jiribilla que indiqué, no?
Lo que aparece como parte del ws lajiribilla.com corresponde a un capítulo de la biografía de Capablanca escrita por Jorge Daubar hace ya 20 años. Yo tengo el libro y me parece muy bueno. Mi lectura de este asunto es que amigos de Daubar lo han dejado ahí. También pueder ser que esté en el caché de google. Si Daubar hubiera tenido los malos atributos señalados por aleluya y el anónimo posterior, ya lo hubieran presentado en el programa de María Elvira Salazar. Señores, por favor.........
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