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miércoles, abril 13

Los escogidos que ayudan a Raúl Castro a salir del atolladero

Las personas que junto a Raúl Castro escucharon el discurso del presidente Obama en La Habana constituyen el brazo ejecutor de las reformas que el régimen intenta llevar adelante en el país.


RUI FERREIRA /Enviado especial
LA HABANA - Miguel Díaz Canel, Esteban Lazo Hernández, Bruno Rodríguez Parrilla y Rodrigo Malmierca integran la nueva pléyade del poder en Cuba. En el mismo orden en que están nombrados, el primer vicepresidente, el presidente de la Asamblea del Poder Popular (Parlamento), el Canciller y el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, son los rostros que representan el momento político actual en la isla.
Todos ellos acompañaron al gobernante Raúl Castro durante la visita del presidente Barack Obama a la isla, el día que el visitante pronunciara su emblemático discurso en el teatro Alicia Alonso o Gran Teatro de La Habana.
Para algunos analistas resultó extremadamente revelador que mientras el mandatario estadounidense discursaba solo ante el auditorio, en el palco principal se encontrara Raúl Castro acompañado de sus principales colaboradores, donde además estaba su hijo Alejandro Castro Espín a quien ha encargado encabezar una corporación sin identidad legal, nombrada Comisión de Defensa y Seguridad Nacional.
Según la generalidad de los consultados, las personas que acompañaban a Castro ese día constituyen el brazo ejecutor de las reformas que el régimen de La Habana intenta llevar adelante en el país para, como ellos mismos y de manera oficial han reconocido, consolidar el sistema. De hecho, en términos políticos se habla de ‘perfeccionamiento’ y no de ‘reformas’, ni ‘evolución’ y, mucho menos, ‘transición'.
Todos ellos se encuentran involucrados de lleno en la totalidad de los aspectos de la ofensiva político económica emprendida por Castro de quien fuentes consultadas dicen “tiene en cuenta la opinión de sus más  cercanos colaboradores”.
Si el canciller Rodríguez, y en alguna medida, Castro Espín, aseguran la ofensiva fuera de las fronteras; el primero negociando con la Unión Europea y el segundo, moviendo los hilos aunque tras las sombras en las negociaciones con EEUU, el ministro Malmierca es quien ha diseñado y explicado los planes gubernamentales de atraer inversiones que provean el necesario balón de oxígeno para un sistema que requiere de una fuerte inyección de capital foráneo para salir del atolladero.
Es mucho lo que necesitan, se habla de un mínimo de 2.000 millones de dólares que deben ser conseguidos de preferencia en el próximo lustro.
García Mesa, el más veterano del grupo, es el hombre que asegura que los diputados cubanos, críticos internamente desde las últimas elecciones parlamentarias, den el respaldo necesario a los mecanismos legislativos que hacen falta para poder poner en marcha toda esta máquina. Aunque la ley de inversiones, reformada hace unos años, ha abierto algunas puertas, todavía faltan muchas herramientas que satisfagan a los potenciales inversionistas, principalmente estadounidenses que rondan constantemente el archipiélago en busca de respuestas, principalmente en términos de seguridad jurídica, un tema que todavía provoca temores teniendo en cuenta todo el proceso de nacionalizaciones realizadas por el Gobierno de los Castro al inicio de la revolución, las expropiaciones y confiscaciones de empresas extranjeras efectuadas en las últimos años.
De hecho, el régimen cubano ha merecido duras críticas por la falta de claridad de las leyes referidas al derecho a la propiedad y por lo poco esclarecedor que ha sido el Gobierno sobre este asunto.
Por otro lado, este grupo de ‘hombres de Raúl’, que incluye además al ministro de la Fuerzas Armadas, Leopoldo Cintra Frías, está llamado a tener un papel preponderante durante el séptimo congreso del gobernante partido comunista, que comienza el sábado, para explicar a los delegados qué se ha hecho y cuáles son las ideas que pretende implementar para rediseñar la sociedad, un tema bastante delicado porque, según lo consideran muchos analistas en la capital cubana, tiene bastantes adversarios dentro del propio régimen.
“Son personas que sienten que, tras décadas de un sistema inflexible, constituye una especie de ‘traición’ abrir ahora algunas fisuras que pudieran, desde esa óptica, agrietar la ‘obra de la revolución’. En todo esto hay muchos intereses afectados. Esta gente no está nada contenta. Por ellos todo seguirá igual”, dijo un profesor universitario.
Pero los ortodoxos del castrismo no son los únicos descontentos. A menos de una semana del inicio del congreso del partido comunista, la sociedad cubana vive un intenso e inédito debate popular por la incógnita que hay sobre los temas que serán debatidos allí. Se da por sentado que habrá un golpe de timón, quizá una importante sacudida del árbol, pero la población y muchos militantes del partido no tienen la más mínima idea de lo que se piensa discutir.
Hasta el momento, al contrario de años anteriores, la prensa no se ha referido en detalle a los documentos a debatir durante ese foro. Se supone que las discusiones internas comenzaron el 1 de marzo, pero después de ese anuncio la descripción de lo acaecido en esas reuniones es casi nula, más allá de anunciar su realización. Tanto que el portal oficial Cubadebate no les llama ‘asambleas’ sino ‘reuniones de consulta’.
“El verdadero debate está en la calle no en esas reuniones a puertas cerradas. La gente quiere saber qué se va a discutir. Por primera vez, en muchos pero muchos años, [los cubanos] se han interesado por un congreso del partido, quizá porque intuyen que el resultado de sus debates pueda ser definitorio para el futuro del país’, estima un académico cubano.
Publicado en Diario Las Americas el 4.13.2016
©Rui Ferreira 2016

sábado, marzo 26

Obama deja esperanza entre los negros cubanos

RUI FERREIRA
Enviado especial
@ruiefe
LA HABANA - Cuatro días después de la visita de Barack Obama, su paso por la capital cubana todavía sigue dando de qué hablar. El presidente de EEUU despertó esperanza en la población de raza negra y los mestizos de sociedad cubana.
Si bien la gira ha servido para sacar a flote, de una manera inusual y bastante agresiva, las diferencias dentro del estamento gubernamental, por otro ha escarbado en el orgullo de los negros cubanos que miran todo esto como una pequeña victoria hace mucho anhelada.
“El pueblo cubano es profundamente negro y admira a los negros que triunfan”, explica el analista y periodista Ariel Larramendi, quien junto a varios amigos aprovechó estos días en improvisadas tertulias, para dar rienda suelta a su satisfacción.
Un grupo de personas juega dominó en una calle en La Habana. (EFE)
Desde que llegó a la Casa Blanca en enero del 2009, Obama siempre fue bien visto entre la población de la isla por su facilidad en comunicarse con las masas, carisma, pero, sobre todo, por el hecho de que fue el primer afroamericano en llegar a la presidencia de EEUU. Aunque en ese entonces fue recibido con cautela por el Gobierno, como era de esperarse dado el violento historial de hostilidad bilateral, a nivel popular fue visto como una especie de luz al final del túnel.
Desde entonces, su carrera política fue seguida con suma atención y en la población fue visto como la solución a los problemas, como no dejan de enfatizar muchos analistas. “La gente no sabía cómo pero siempre lo han visto [a Obama] como alguien que los puede ayudar. Esta visita ha llenado esas expectativas, ha escarbado mucho más en ese sentimiento, por eso las dos o tres manifestaciones espontáneas que se han visto en estos días, algo absolutamente inédito en Cuba”, explica Larramendi.
Para la población negra cubana esta percepción es más intensa porque desde hace décadas se sienten abandonados por una diáspora profundamente blanca, y que desde los albores de la crisis económica de la década de los 90 del siglo pasado, no tuvieran grandes posibilidades de capear el temporal. “Si no tengo familia afuera, ¿qué hago? ¡Nada! No tengo nada de eso. Aquí la mayoría de nosotros [los negros] no tiene familia fuera del país que nos pueda ayudar, estamos jodidos. ¡Jodidos!”, se desahogaba en diciembre pasado Antonio, sentado en el portal de su casa en el popular barrio de Centro Habana, uno de los más deteriorados de la ciudad.
La vista de Obama, explica Larramendi, tiene la virtud de haber cambiado en la percepción popular la imagen antológica de los estadounidenses en la isla. “Durante muchos años los americanos venían acá y eran los mandamás. A los cubanos que no nos digan que nos van a  aplastar porque saltamos”, explica. Y la presencia del mandatario estadounidense no fue vista de ningún modo como una forma de aplastar el sentimiento popular y la dignidad del país que, por estos días, mucha de la prensa oficial ha insistido en destacar.
“El tipo nos dijo todo lo que quiso y fue leal. Hay diferencias pero él las supo exponer. La gente lo entendió, le gustó. Habló claro. Hasta Raúl (Castro) lo aplaudió. En mi cuadra todo el mundo vio el discurso”, dijo Julio, otro de los tertulianos.
Como también se concentraron en las calles para verlo pasar y la enorme caravana que lo acompañó. “A la gente le gustó mucho que viniera con la familia. Con la mujer, las hijas y la suegra, con todo lo que nosotros odiamos a las suegras”, se ríe Larramendi. “Ah, enfatiza, y la mujer estaba muy buena”.
Pero piropos aparte, el periplo también ha sido visto como una forma de enterrar el hacha de la guerra. “La gente quiere descansar de esta lucha. Lo bueno de Obama es que parece que ha terminado el enfrentamiento sin subordinación. De otro modo no había arreglo. De ninguna manera. Frente a frente, como iguales y con respeto”, enfatizó el periodista cubano.
Para los negros cubanos, han afianzado varias fuentes, a partir de ahora se les pueden abrir muchas puertas, al menos esa es la esperanza. La apertura mutua tiene todas las posibilidades de mejorar la calidad de vida de ese estamento de la sociedad cubana. Se espera que las inversiones de Estados Unidos, aún por reglamentar por la parte de Washington porque existe por medio un embargo económico, puedan traer un aumento en las fuentes de empleo, sea en la construcción, servicios o unidades fabriles. También una mayor posibilidad de viajar al exterior, con Estados Unidos como el objetivo principal, y contribuir a la economía familiar con las remesas. “Hay esperanza pero sobre todo, un respiro. Ojalá no nos defraude, porque nunca nadie se imaginó un negro en la Casa Blanca y mucho menos viajando acá”, precisó Julio.
Publicado en Diário Ls Américas el 3.26.2016
©Rui Ferreira 2016

jueves, marzo 24

El cartel de bienvenida, creo que el único en la ciudad


Prensa oficial cubana critica el discurso de Obama en la isla


Aunque el discurso de Obama a los cubanos fue trasmitido íntegramente por la televisión local, los medios oficialistas Granma y Juventud Rebelde publicaron versiones diferentes de las palabras presidenciales
RUI FERREIRA
Enviado especial
@ruiefe
LA HABANA - Si bien el discurso del presidente Barack Obama el martes al pueblo cubano fue bien recibido a nivel popular, incluso hubo dos cortas manifestaciones espontáneas de apoyo en la ciudad horas después, la prensa oficial ha sido muy dura con las palabras presidenciales, sus conceptos políticos y el alcance real de su mensaje. Como si no se quisiera que la nueva dinámica bilateral diera resultado.
Las criticas giraron alrededor de tres puntos básicos: que no hay borrón y cuenta nueva, Estados Unidos debe pedir disculpas por su pasado, y que al querer llegar a la incipiente iniciativa privada, Obama estaría intentando dividir al pueblo cubano. Las criticas adquieren cierta notoriedad porque el discurso fue aplaudido 32 veces y muchos de los aplausos fueron secundados por el presidente Raúl Castro.
Desde el inicio, las críticas se plantearon en términos ideológicos. “Varias veces, sin embargo acudió al ‘storytelling’, que el escritor Christian Salmon define como la ‘máquina de fabricar historias y formatear las mentes’, para -desde relatos personales tratados con intencionalidad política- presentar a la revolución cubana como algo del pasado. Así nos contó verdades incontrastables: que su padre arribó a EEUU en 1959 y que él nació en el mismo año de la invasión de la CIA derrotada en Playa Girón, para encubrir que hechos como el secuestro del niño Elián González y la injusta prisión de los cinco antiterroristas cubanos corresponden al siglo XXI y fueron vividos por las más jóvenes generaciones de esta isla”, escribió el diario Juventud Rebelde, en un comentario titulado: ‘¿Obama en el Gran Teatro o el gran teatro de Obama en La Habana?’.
No se quedó por ahí. “Algunos pares opuestos fueron insistentemente utilizados durante el discurso (jóvenes-historia, Estado-individuo, Gobierno-pueblo, pasado-futuro), en una estrategia divisiva dirigida al interior de la sociedad cubana en la que el ‘storytelling’ retornó apoyado en ‘emprendedores’ emigrados exitosos, cuyo ejemplo nuestro invitado cree debemos y podemos seguir a partir del ‘cambio’ que él ya no nos impone, sino que nos sugiere desde nuestros propios compatriotas que han aprovechado las ‘oportunidades’ que el capitalismo estadounidense ofrece y lo que le contaron algunos de los que se dirigieron a él cuando un día antes asumió el rol de Papá Noel en una cervecera de La Habana”, enfatiza el comentario, refiriéndose a la pretensión de Estados Unidos de colaborar en el desarrollo de la economía no estatal cubana, uno de los pilares del deshilo del lado estadounidense.
Y matiza: “Estimular la iniciativa privada en Cuba, cuando como profesor de Harvard sabe que la mayor verdad contenida en el manifiesto comunista es que ella está abolida en la práctica para nueve décimas partes de la humanidad, no es precisamente un acto de honestidad”.
El comentario critica al mandatario por no haberse referido a las víctimas cubanas de los actos de guerra patrocinados por Washington durante décadas ni tampoco haber manifestado su intención de llevar a los tribunales a los supuestos responsables. Pero el diario Granma, en este terreno, fue más lejos en otro comentario, al abordar la aproximación entre los dos países.
“‘¿Por qué ahora?’, pregunta Obama, y se responde con naturalidad: ‘Lo que estaba haciendo Estados Unidos no funcionaba’. Pero, ¿no funcionaba?, ¿no sería mejor decir que era inmoral?, ¿qué causaba sufrimientos, e incluso muertes? ‘El embargo hería a los cubanos en vez de ayudarlos’ (otra cita de Obama). Nos hería en nuestros sentimientos de pueblo digno, sí, pero también afectaba nuestras vidas. El bloqueo es criminal. ¿No debía acaso pedir perdón, en nombre del Estado que representa, a todos los cubanos?”, se pregunta Granma.
Este concepto fue desarrollado por el diario oficial cubano en un par de entrevistas anexas donde al menos uno de los consultados habla de la necesidad de que Estados Unidos pida disculpa por el enfrentamiento de más de 56 años. Precisamente el año pasado a raíz del inicio del deshielo, Obama dijo públicamente que no se sentía responsable por un conflicto que comenzó antes de que naciera, una noción que volvió a repetir ahora en la capital cubana.
El comentario también resta importancia al ofrecimiento del mandatario de hacer las paces. “¿Cuál es la rama de olivo?, ¿dónde está la rosa blanca (una mención a un poema del héroe independentista José Martí con que el presidente inició el discurso)? Obama ha abierto un camino que se inicia con el restablecimiento de relaciones, y que pasa por muchas disposiciones ejecutivas antes de que el Congreso se disponga a cancelar las leyes del bloqueo. En ese camino, todavía puede hacer mucho más”, enfatiza el comentario, al parecer ajeno a las últimas decisiones ejecutivas, previas al viaje, que prácticamente liberaron los viajes, las inversiones y el uso del dólar, con lo cual Cuba tendría un acceso mucho más amplio al mercado mundial.
Aunque el discurso de Obama a los cubanos fue trasmitido íntegramente por la televisión local, tanto Granma como Juventud Rebelde publicaron versiones diferentes de las palabras presidenciales donde lo que más se destaca es la omisión a las referencias y elogios que el mandatario hizo al exilio cubano y que, al menos en una ocasión, fue aplaudido por ello.
Pero Granma lo explicó: “El modelo de sociedad al que aspiramos, no es la corrupta Miami, como propone Obama con insólita candidez”.
Publicado en Diario Las Américas 3.24.2016
©Rui Ferreira 2016

miércoles, marzo 23

Obama a Castro: “No le tema a EEUU ni a las voces del pueblo”

En un momento climático del discurso, Obama afirmó: “Creo que los ciudadanos deben tener la libertad de expresar sus opiniones sin miedo, de organizarse, criticar al Gobierno y protestar pacíficamente en un Estado de derecho"



El presidente Barack Obama abogó por no tener miedo al cambio. (EFE)
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El presidente Barack Obama abogó por no tener miedo al cambio. (EFE)













RUI FERREIRA
Enviado Especial
LA HABANA - Barack Obama dijo al pueblo cubano, delante del gobernante Raúl Castro y la plana mayor de su Gobierno, que Estados Unidos y Cuba están destinados inexorablemente a entenderse y a trabajar en conjunto por un cambio más profundo en la isla.
Y en ese cambio deben participar los cubanos de las dos orillas del Estrecho de Florida, sin quienes una reconciliación nacional es imposible. “Los hijos y nietos de la revolución, los hijos y nietos del exilio son fundamentales en la reconciliación”, sentenció el mandatario en un discurso al país pronunciado en el Gran Teatro de La Habana.
No es común que un presidente de Estados Unidos se refiera al proceso político cubano como “revolución”, pero Obama mencionó la palabra varias veces durante su alocución, arrancando frenéticos aplausos de la audiencia.
“A pesar de adversarios, nuestros pueblos tienen mucho en común. Nos unen el patriotismo, el orgullo, un fuerte compromiso con la educación”, explicó Obama, al abogar por el acceso irrestricto de los cubanos a la internet como puerta de entrada hacia el mundo moderno, actual y desarrollado.
"Usted no necesita temer una amenaza de Estados Unidos", le dijo Obama al gobernante cubano y acto seguido añadió que tampoco debía "temer a las voces diferentes del pueblo y a sus posibilidades de reunirse, de hablar, de votar".
En un momento climático del discurso, Obama afirmó: “Déjenme decirles lo que pienso honestamente. Puede que no estén de acuerdo conmigo y no puedo forzarlos a estar de acuerdo conmigo. Yo creo que cada individuo debe tener los mismos derechos ante la ley. Cada niño debe tener la dignidad que viene con la salud, la educación, un plato de comida sobre la mesa y una vivienda”.
Y continuó: “Creo que los ciudadanos deben tener la libertad de expresar sus opiniones sin miedo, de organizarse, criticar al Gobierno y protestar pacíficamente en un Estado de derecho donde no deben existir las detenciones arbitrarias. Creo que cada persona debe tener la libertad de practicar su religión pacíficamente y de forma pública. También creo que los votantes deben elegir a sus gobernantes en elecciones libres y democráticas”.
“Esos derechos humanos son universales”, subrayó.
“Vine aquí para enterrar los últimos vestigios de la Guerra Fría, nuestros dos pueblos son hermanos”, dijo Obama, quien recordó sus llamados al levantamiento del embargo que “hiere a los cubanos”.
Es más, subrayó, el fin del embargo “es un paso para los que quieren invertir y trabajar en Cuba”.
Y también mencionó que si el embargo se suspende, hay muchas cosas que debe hacer el pueblo de Cuba para cambiar y mejorar su nación.
El mandatario, aprovechó la oportunidad para explicar a la audiencia el diseño básico de la sociedad estadounidense y de cómo su estructura ha traído el desarrollo. “Somos una sociedad multifacética, abierta, donde existe el estado de derecho del individuo”, que puede ser un ejemplo para Cuba en materia de “derechos individuales”.
“Quiero decir que, estando en mi casa, puedo decir que no voy a resolver todos los problemas del mundo, pero si resuelvo los que existen en mi pequeño territorio afecto todo lo que me rodea”, enfatizó el presidente, quien se presentó solo en un escenario sobrio, donde se destacaban las enseñas de los dos países y el símbolo presidencial en el podio.
Es por ello, subrayó Obama, que el proceso de normalización de relaciones entre los dos países tendría una consecuencia directa en los cambios. El mandatario no lo dijo específicamente, pero a juzgar por sus palabras y la reacción de Raúl Castro, parece que los dos hombres han logrado establecer una relación de proximidad y comprensión, como suele decir el lenguaje oficial cubano. “No tenemos que tener miedo a los cambios”, sentenció Obama.
“Nuestro secreto no está en copiar sino en innovar”, indicó el mandatario, admitiendo las diferencias entre las dos sociedades y destacando que no es un problema para los intercambios. “La economía sostenible del siglo XXI pasa por el intercambio de ideas. Sé que son temas sensibles [en Cuba] viniendo de un presidente de Estados Unidos”, subrayó.
Para Obama, su país, “no tiene la capacidad de imponer cambios en Cuba, [porque] el cambio tiene que venir de dentro del pueblo” teniendo en cuenta que “la libertad es la capacidad interior de las personas”.
“Las libertades generaron el cambio en EEUU y la democracia es la forma de resolver los problemas. ¿Quién les diría que tenemos unas elecciones a las cuales se han presentado una mujer y un socialista demócrata? Eso les da una idea de nuestra democracia”, puntualizó el mandatario.
Obama explicó a la audiencia algunas interioridades del exilio cubano, un estamento que definió como hijo del dolor y la tragedia. Aun así, son personas que “aman a Cuba y que genuinamente siguen considerando que este es su verdadero país. Para ellos no se trata de política sino de familia. Por ello son importantes el regreso y la reconciliación. Reconozco el talento de los cubanos en Estados Unidos”.
Luego añadió: “Todo esto toma tiempo, la reconciliación pasa por varias etapas”, que pasan por “escuchar” y “si se logra eso habrá más posibilidades. Llegó el momento de la reconciliación, del futuro conjunto y, como amigos, como familia. Sí se puede hacer muchas cosas”, agregó esas últimas palabras en español.
En los primeros instantes, tras el discurso, que fue transmitido por la televisión nacional en Cuba, la reacción fue inmediata, en un país donde todo el mundo con quien se habla admite que el mandatario es muy popular.
El viaje de Obama coincide con los preparativos del próximo congreso del Partido Comunista, el único oficialmente reconocido y en el poder, y es de esperar que sus palabras tengan una influencia en el cónclave.
“Esto, visto en las vísperas del congreso del partido es de gran importancia, va a influir enormemente”, aseguró el profesor universitario Enrique López Oliva.
Las palabras presidenciales, amén de representar un espaldarazo a cualquier intento de apertura cubana, coinciden con la aparente intención de Raúl Castro de darle paso a nuevas generaciones en los próximos años, por lo cual una reconciliación con Estados Unidos sería el paso previo, esencial, en lograr afianzar a la nueva ola dirigente en el poder.
“Creo que Obama entendió muy bien que el futuro de nuestro país, aunque no es dictado por Estados Unidos, pasa por una política de buena vecindad. Más que eso, por una colaboración que no tiene ya marcha atrás. Nadie lo diría hace unos años pero se ha hecho”, aseguró un periodista cubano.
Si Estados Unidos logra tener una mayor influencia en la isla, está por verse, pero lo cierto es que la popularidad de Obama se ha visto afianzada con este discurso, cuya filosofía más sólida ha sido un llamado al cambio generacional, algo que Raúl Castro ha repetido en los últimos años. Para sorpresa de muchos, el gobernante cubano aplaudió entusiasmado a su colega de Washington.
El recorrido de Kerry
Por su parte, el secretario de Estado John Kerry decidió visitar  el Capitolio nacional, ubicado en el corazón de La Habana y tras su visita decidió irse a pie desde el edificio hacia el cercano Parque Central, lo que desató que un grupo de unos cientos de personas le siguieran a gritos de “Obama, Obama, Kerry, Kerry”.
Publicado el 3.23.2016 en Diario Las Americas
© Rui Ferreira 2016

Obama se gana el cubano de pié

Hay quien asegura que si el presidente estadounidense optara por la jefatura en Cuba, ganaría la elección


Obama se gana al cubano de a pie
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El mandatario estadounidense saluda al público que acudió a escuchar sus palabras. (EFE)













RUI FERREIRA
Enviado Especial
LA HABANA - La enorme popularidad del presidente Obama es palpable aún sin salir del avión. El lunes por la tarde, mientras el avión de American Airlines se desplaza por la pista del aeropuerto José Martí, acabado de llegar de Miami, la gran mayoría de los pasajeros se volcaron hacia las ventanillas del lado derecho en busca de las alas del avión más conocidas del mundo.
“Mira mi’jo, es el avión de Obama”, decía orgullosa una madre cubanoamericana, apuntando hacia el Air Force One, estacionado frente a la Terminal 1, al lado de otro avión del Departamento de Estado. El muchacho no paraba de tomar fotografías con su celular. Luego, él y otros pasajeros, cuando se bajaron de la aeronave, siguieron haciendo lo mismo, tomando fotos, mientras se dirigían hacia la terminal.
Tan pronto salimos del aeropuerto,  se escuchan los comentarios. La gente le pregunta al visitante cómo se está viendo la visita de Obama a Cuba en el exterior. Están tan ávidos de noticias, que tropiezan en las preguntas. “¿Qué dice la gente en Miami? ¿Hay muchos protestando?”, preguntaron.
Pero lo más común es que todos parecen querer opinar sobre el viaje, muchas veces sin que se le pregunte. Es el caso de Mario, el taxista de una empresa gubernamental, soltó de pronto: “Obama es una bendición para Cuba, la gente cree que va a resolver nuestros problemas. Si lo logra o no, es otra cosa. Pero yo creo que nos puede ayudar”.
No hay carteles en la calle con la imagen del mandatario, exceptuando uno a un costado de la Catedral de La Habana, que ha sido difundido en la portada de muchos periódicos del mundo. Mientras tanto, la visita presidencial no ha seguido los cánones tradicionales. No hubo una recepción popular organizada por el Gobierno, a lo largo del recorrido por las avenidas adyacentes al aeropuerto, como en otros tiempos.
Pero la población se hizo presente. Cuentan muchos cubanos que centenares de personas, bajo un pertinaz aguacero, se concentraron sin que nadie los obligara a acudir a la avenida Rancho Boyeros esperando ver pasar la caravana presidencial. Se quedaron en ascuas.
No obstante, los dos grandes automóviles presidenciales, llamados “bestias”, fueron desviados por una ruta alternativa y llegaron al centro de la ciudad tras dar un enorme desvío por el anillo vial exterior del área urbana y la gente se quedó sin ver a Obama.
“Fue una frustración general. Cerraron todas las calles, el tráfico era un infierno y todo el mundo estaba ‘berreao’ [molesto]”, explicó el taxista.
Les quedó, cuanto mucho, verlo por televisión, cuando los informativos transmitieron las actividades oficiales y nada más que eso. No hubo imágenes de la gente coreando a Obama, cuando se fue a pasear con la familia por la Habana Vieja.
Publicado en Diario Las Americas el 3.23.2016
©Rui Ferreira 2016

lunes, marzo 21

“¿Qué bolá Cuba?": Obama está decidido a cambiar la historia

Para Obama el viaje es la esencia de su legado diplomático, también una forma de aproximarse a los demás países latinoamericanos que suelen seguir el faro de La Habana. Algunos creen que es una novedad de los últimos dos años.


MIAMI.-RUI FERREIRA
Especial
@ruiefe
Bajo un pertinaz aguacero, el presidente estadounidense Barack Obama desembarcó en La Habana en un viaje histórico llamado a consolidar el deshielo iniciado entre los dos países a fines del año 2014. Es la primera visita de un mandatario del poderoso vecino del Norte desde que en 1928 el entonces presidente Calvin Coolidge ingresó a la rada habanera a bordo de un acorazado.
“¿Qué bolá Cuba? Acabo de aterrizar aquí, y deseoso de encontrarme y escuchar directamente al pueblo cubano”, fueron las primeras palabras del mandatario expresadas a través de su cuenta en Twitter.
El avión presidencial, Air Force One, tocó tierra en el Aeropuerto Internacional José Martí a las 4:19 de la tarde, donde Obama fue recibido por el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez; la directora del Departamento de América del Norte de la cancillería, Josefina Vidal, y los jefes de las misiones diplomáticas de los dos países, Jeffrey DeLaurentis y José Ramón Cabañas.
El gobernante Raúl Castro no estuvo presente en el recibimiento, un gesto que según fuentes en la capital cubana, pretende enviar un mensaje de que aunque la visita es importante las relaciones todavía no están totalmente normalizadas. La Habana sigue reclamando el fin del embargo económico y la devolución de la Base Naval de Guantánamo.
Obama, acompañado de la primera dama Michelle Obama sus dos hijas y la suegra, descendió del aparato cubriéndose con un paraguas, saludó al pequeño comité de recepción y abordó la limusina presidencial, también conocida como “la bestia”. Mientras esto ocurría, por la parte trasera del Air Force One desembarcó el resto de la delegación estadounidense, con el secretario de Estado John Kerry, la líder demócrata de la Cámara, Nancy Pelosi, la asesora presidencial Valerie Jarret y un grupo de congresistas y senadores de ambos partidos.
Enseguida la comitiva presidencial, compuesta por 28 camionetas, siete de las cuales blindadas, puso rumbo al Hotel Meliá, en el Malecón Habanero donde Obama tuvo oportunidad de saludar al personal diplomático allí presente. Tras los saludos, el mandatario realizó una breve visita a La Habana Vieja, bajo la conducción del historiador de la ciudad, Eusebio Leal, y se detuvo en la Catedral de La Habana a saludar al cardenal Jaime Ortega y Alamino, uno de los artífices del deshielo entre los dos países.
Al reunirse con el personal diplomático, Obama pronunció un breve discurso. “En 1928 el presidente Coolidge vino en un acorazado y tardó tres días. A mí me tomó apenas tres horas”, dijo el mandatario. “Tener una embajada de EEUU significa que vamos a poder impulsar mejor nuestros valores, nuestro intereses y entender mejor las preocupaciones del pueblo cubano. Esta es una visita histórica y una oportunidad histórica”, enfatizó.
Obama, quien permanecerá en la isla hasta el martes por la tarde, desembarcó en La Habana con una idea muy precisa: acabar de una vez por todas con la animosidad entre los dos gobiernos y extender un puente de plata a su viejo adversario sin obviar las diferencias políticas y críticas a la sociedad socialista cubana, como las violaciones de derechos humanos.
De hecho esa ha sido una de las condiciones desde que en diciembre el mandatario manifestó sus intenciones de viajar a la isla. “Voy con el presupuesto de que puedo hablar con quien quiera”, dijo en ese entonces.
Para Obama el viaje es la esencia de su legado diplomático, también una forma de aproximarse a los demás países latinoamericanos que suele seguir el faro de La Habana. Algunos creen que es una novedad de los últimos dos años pero lo cierto es que cuando de su visita a Miami el año 2008, siendo aún un candidato a la presidencia, el mandatario se comprometió a resolver este último conflicto de la Guerra Fría.
El viaje presidencial también es una forma de resaltar los nuevos tiempos y, a la vez, hacer ver que la nueva dinámica bilateral es irreversible.
Su plan es ampliar la influencia de Washington en la isla, llegar directamente al pueblo cubano y participar en el desarrollo de la sociedad empresarial privada, aún bastante angosta. “Cuanto más los empresarios estadounidenses se compenetren allí, cuanta más gente viaje allí y los cubanoamericanos pueden comunicarse ampliamente con sus familiares, que en algunos casos no se han visto en décadas, más fácilmente vamos a ver los cambios que todos aspiramos”, indicó Obama recientemente la cadena CNN en español.
Horas antes de la llegada, un grupo de manifestantes progubernamentales cercó a unas 50 integrantes de una de las facciones de las Damas de Blanco y otros opositores en las inmediaciones de la Iglesia de Santa Rita, en Miramar. Los opositores fueron arrestados y liberados horas después. De todos modos, antes del incidente, la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, declaró a la agencia española EFE, que la agrupación desea que Obama “dé un mensaje bien claro de apoyo al pueblo de Cuba, dado que siempre los Estados Unidos han querido el bien y la democracia en la isla”.
También, “queremos que le exija al Gobierno cubano la libertad inmediata para todos los presos políticos, una amnistía general y que cese la violencia policial”, enfatizó Soler, quien agregó que piensa explicarle al mandatario que su visita no cambiará “para nada” la situación de derechos humanos en la isla.
Publicado el 3.21.2016 en Diario Las Americas.
©Rui Ferreira 2016

domingo, marzo 20

Primeras declaraciones de Obama en Cuba


Obama aterriza en La Habana


El mandatario fue recibido en la escalerilla del aeropuerto por el ministro de Exteriores, Bruno Rodríguez, Josefina Vidal, la directora de EEUU de la cancillería local, el encargado de negocios de EEUU en La Habana, Jeffrey DeLaurentis y el embajador cubano en Washington, José Ramón Cabañas.






    Obama toca suelo cubano con el pie izquierdo. Y Michelle con el derecho.

sábado, marzo 19

Esperando a Obama en La Habana con los brazos abiertos

El mandatario estadounidense asegura que apostará por empoderar al pueblo cubano para que salga adelante y logre redefinir el futuro del país tras 57 años de absolutismo.


RUI FERREIRA
Especial
@ruiefe
Obama tenía planeado llegar a La Habana el lunes, pero adelantó el viaje para el domingo y resulta que este domingo no es un domingo cualquiera. Será Domingo de Ramos, el inicio de la Semana Santa, y no es por gusto que hay en La Habana quien piense que no es casualidad que del aeropuerto el Presidente vaya directo a la catedral de la capital cubana.
“Mucha gente piensa que es Jesús entrando en Jerusalén, que va a resolver todos los problemas de Cuba”, dice a DIARIO LAS AMÉRICAS, Enrique López Oliva, profesor de Historia de las Religiones de la Universidad de La Habana.
Coincidencias aparte, este es un viaje lleno de expectativas que solamente superan, quizá, el que en los tiempos de la Perestroika soviética realizó el expresidente Mijaíl Gorbachov como portador de profundas diferencias con el Gobierno de la isla.
Obama arriba tras un sorpresivo y rápido proceso de deshielo, teniendo en cuenta la tensión existente entre los dos países durante 54 años, que condujo a la reanudación de las relaciones diplomáticas a nivel de embajador y ha iniciado un proceso de normalización el cual, entre otras cosas, llevó al anuncio la semana pasada del levantamiento de más restricciones económicas y la liberalización de los viajes a la isla para los ciudadanos estadounidenses. Muchos analistas estiman que todo esto deja al embargo económico de Washington a la isla prácticamente encuero.
Tan pronto el Air Force One aterrice en el aeropuerto José Martí a las cinco de la tarde, Obama se dirigirá directamente a la Catedral de La Habana a saludar al cardenal Jaime Ortega y Alamino, arzobispo de la Arquidiócesis de La Habana, quien, según el asesor de seguridad nacional, Ben Rhodes, jugó un papel de mediador entre los dos gobiernos, durante las negociaciones secretas del año 2014.
“También queremos aprovechar la oportunidad para dejar claro el rol importante que la Iglesia católica tiene en la vida del pueblo cubano y en fortalecimiento de las relaciones entre los dos países”, dijo Rhodes, el miércoles pasado.
De hecho, el viaje pretende llegar a todos los estamentos de la sociedad cubana, no solo al Gobierno. Dedicado el lunes a las actividades protocolarias y conversaciones entre ambos gobiernos, el martes es el día clave en que el mandatario estadounidense intentará intercambiar con la sociedad civil cubana, o sea, hablará con la oposición al Gobierno, a donde han sido invitados rostros conocidos como la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, la bloguera Yoanis Sánchez, y el social demócrata Manuel Cuesta Morua, entre otros.
Como el Gobierno cubano entiende desde hace muchos años como ‘sociedad civil’ a las organizaciones no gubernamentales que gravitan a su alrededor, el mandatario también se reunirá con ellas. Es una forma que Obama tendrá de ver “una nación enfrascada en su desarrollo económico y social, en el mejoramiento del bienestar y la garantía de la completa dignidad de sus ciudadanos”, comentó el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla.
Sin embargo, el momento político cumbre de la visita es el discurso al país el martes por la mañana. El Gobierno cubano ha dispuesto el Gran Teatro de La Habana para la ocasión, reinaugurado en enero, y asegurado su transmisión en la televisión estatal. Así, “cada uno se hará su opinión”, explicó Rodríguez Parrilla.
En el discurso, al cual las autoridades cubanas no han tenido acceso previo, según informan las autoridades estadounidenses, se espera que el mandatario estadounidense ofrezca su visión sobre los desencuentros entre los dos países, desde mediados del siglo pasado, y lo que espera del futuro.
“Será un discurso dirigido al pueblo cubano. Y tengamos en cuenta que cuando se dice esto, se incluye a los cubanos que viven en la isla pero también la comunidad cubanoamericana”, o sea, el exilio cubano, enfatizó Rhodes.
El viaje de Obama a Cuba es el primero de un mandatario estadounidense en casi 90 años, cuando el presidente Calvin Coolidge se apareció a bordo de un acorazado en la bahía habanera para acudir a la Conferencia Panamericana y saludar a su homólogo Gerardo Machado. Y, por supuesto, tiene una transcendencia mayor. Es una oportunidad inédita en más de 50 años de “identificar nuevos pasos que pudieran darse (…) como contribución al proceso de mejoría de las relaciones bilaterales”, dijo el canciller cubano el jueves.
Deseos, obstáculos y perspectivas
Cuando el 17 de diciembre de 2014 el presidente Barack Obama anunció el inicio del deshielo, dejó sentado que el principal interés de Estados Unidos, en términos de sociedad cubana, era llegar y desarrollar al incipiente sector privado.
Y Obama reafirmó, en una carta que envió a las Damas de Blanco la semana pasada, "entiendo a cabalidad los obstáculos que los cubanos de a pie confrontan para ejercer sus derechos" y "tal y como he hecho en el pasado, abordaré directamente estos temas con el presidente Castro".
Este lunes, el mandatario tendrá la oportunidad de conversar con decenas de nuevos empresarios cubanos que han creado sus propios negocios, desarrollado cooperativas o servicios públicos, para abordar las posibilidades de incluirlos en el intercambio comercial que se avecina entre los dos países.
En ese encuentro Obama pretende escuchar ideas sobre cómo Estados Unidos puede ser más proactivo en los esfuerzos de ayuda al incipiente sector privado.
“El Presidente hará algunos comentarios y participará en un debate con esos emprendedores para escuchar sobre su trabajo. Tengamos en cuenta que éste es un sector de la economía y la sociedad cubana extremadamente prometedor y clave en la mejoría de la calidad de vida del pueblo cubano. Y más amplio aún, la apertura comercial entre los dos países le da una oportunidad sustancial de desarrollo a este sector, no solo en oportunidades de negocios en Estados Unidos, sino en la entrega de más recursos al pueblo cubano”, enfatizó el asesor nacional de seguridad, Ben Rhodes.
Publicado en Diario Las Americas el 3.19.2016
©Rui Ferreira 2016

La visita de Obama es vista en Cuba entre esperanzas e incertidumbres

En la calle no todo está claro. La gente está especulando mucho sobre lo que pueda suceder. Algunos cubanos esperan un levantamiento del embargo económico y otros piensan que Obama solo "vendría a reunirse con un dictador"



RUI FERREIRA
Especial
@ruiefe
La visita del presidente Barack Obama a Cuba está siendo vista con una mezcla de esperanza pero a la vez con reluctancia: posturas encontradas resultantes de una cierta aprehensión motivada por la ausencia de grandes explicaciones por parte de las autoridades políticas del país.
Tras más de 55 años de enfrentamiento, el enrarecido ambiente de Guerra Fría se ha descongelado en menos de año y medio, desde que el 17 de diciembre del 2014 los dos países anunciaron la reanudación de relaciones diplomáticas a nivel de embajadores.
“(El presidente) Raúl Castro tiene que hacerlo, no dudo que lo haga. Hay que decir que Raúl ha mostrado en todo esto un mayor pragmatismo que su hermano”, dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS el profesor universitario Enrique López Oliva, al destacar la necesidad de que la población sea informada de las interioridades y el significado político de la visita, como en 1997 lo hizo el entonces líder cubano Fidel Castro cuando la visita del papa Juan Pablo II.
Tal como ha sucedido durante todo el proceso del deshielo, los cubanos no se enteraron del anuncio de la visita en Washington por la prensa local en la mañana de este jueves, sino a través de las trasmisiones de la cadena de televisión TeleSur y el sitio web (oficial) Cubadebate. Es previsible que se enteren en los noticieros nocturnos cuando estos confirmen la visita y, quizá, difundan la rueda de prensa de la directora de Norteamérica de la cancillería local, Josefina Vidal.
“El presidente Obama cuando visite a Cuba va a ser tratado con todo respeto y toda consideración. (…) Va a ser una oportunidad importante para que él pueda tener una aproximación directa a la realidad cubana y a todo lo que hemos estado haciendo en los últimos años en nuestro país como resultado de decisiones soberanas del Gobierno de Cuba, a las cuales ha contribuido la población cubana, precisamente, para realizar las transformaciones que sean necesarias en nuestro país, dirigidas (…) a la mejoría del bienestar de la población cubana”, enfatizó la funcionaria al destacar que el dialogo entre los dos países en materia de derechos humanos es parte de los esfuerzos de una nueva relación.
Pero en la calle no todo está claro. Según aseguraron varias fuentes en la isla a DIARIO LAS AMÉRICAS, aunque la visita de Obama es vista como una especie de solución a todos los problemas que agobian a la población, con alguna esperanza, lo cierto es que existe desorientación. “La situación económica está muy difícil, los alimentos, el costo de vida, todo es cada vez más caro. La gente está especulando mucho sobre lo que pueda venir a suceder”, explicó una de las fuentes.
Desde diciembre del 2014 se ha especulado sobre una posible visita del mandatario estadounidense a la isla y, de inmediato, muchos cubanos la asociaron a un levantamiento inmediato, o por lo menos a corto plazo, del embargo económico. La gente, según constató DIARIO LAS AMÉRICAS a fines del año pasado, pese a los 55 años de enemistad oficial con el poderoso vecino del norte, sigue manteniendo una cierta admiración por Estados Unidos en parte, sin duda, por la proximidad geográfica y la fuerte presencia cubana en el sur de Florida.
“Si esto no mejora nuestra vida no sé qué es lo que la va a mejorar. Los salarios son muy bajos, hace falta abrir ya el comercio, los cubanos esperamos mucho de eso”, explicó otra fuente, quien enfatizó a la vez que el incremento de las visitas de estadounidenses al país ha disparado esas esperanzas de mejoría en lo cotidiano.
Esa esperanza también es compartida por el campo opositor, aunque las reacciones por la visita de Obama al país, el 21 y 22 de marzo, no son unánimes. Hay división, constató la agencia de noticias EFE.
Aunque líderes de tres grupos opositores coincidieron en sus deseos de que Washington siga apoyando los esfuerzos de los activistas cubanos por la “democratización de la sociedad”, no todos miran la visita con agrado e, incluso, han colocado algunas condiciones para encontrarse con el mandatario, como éste desea.
Es el caso de la líder de uno de los subgrupos en los que han quedado divididas las Damas de Blanco, Berta Soler, quien pidió a Obama que “piense bien” su visita, puesto que vendría a reunirse con “un dictador” en un país donde no “ve avances” en el tema de derechos humanos.
Para Soler, los puntos clave necesarios para que tenga lugar un encuentro “formal” con el mandatario es que Obama pida públicamente una amnistía para los presos políticos y el cese de la violencia contra los activistas.
A su vez, según EFE, el expreso político José Daniel Ferrer, que lidera la Unión Patriótica de Cuba, ve como “muy positiva” la visita de Obama y garantizó que su grupo le dedicará la “más cordial de las bienvenidas” en nombre de los “cientos de personas que en el país luchan pacíficamente por la democracia”. En su opinión, los cubanos “respetan y admiran” al presidente norteamericano, y advirtió que “las campañas antiestadounidenses del Gobierno cubano no han logrado su cometido en el pueblo”.
Una opinión parecida a la de Manuel Cuesta Morúa, del Partido Arco Progresista de Cuba, quien insistió en que si Obama decide reunirse con representantes de la disidencia enviaría “un mensaje claro” de apoyo y reafirmaría la posición de su país a favor del respeto a las libertades fundamentales y la democracia.
Es que, “esta visita va a demostrar también la enorme popularidad que Obama tiene en Cuba, mucho mayor, con distancia, que la de muchos dirigentes de la isla”, advirtió.
Publicado en Diario Las Americas el 3.19.2016
©Rui Ferreira 2016

lunes, febrero 29

“Con el retiro de Raúl Castro en 2018, se irían los de su generación”, dice Rafael Hernández


El académico dijo que aunque la ley aún no existe, los 10 años en un cargo, propuesto por el gobernante cubano, debe ser la regla que adopte la Asamblea Nacional.
LA HABANA - Rafael Hernández es un reconocido académico cubano, director de la revista ‘Temas’, considerado un especialista en cuanto a  la política de la isla hacia Estados Unidos.
En una conversación inédita que sostuvo con DIARIO LAS AMÉRICAS, Hernández dijo que “la confianza que Cuba le ha dado al Gobierno de EEUU ha sido la mayor concesión en el proceso de deshielo”, en el marco de una relación a la que él califica de “desequilibrada”, asimismo sugirió que se consulte a través de las urnas a la población cubana qué piensa sobre el futuro de la Base de Guantánamo.
Y aunque no considera inminente la necesidad de realizar una consulta electoral entre los cubanos sobre el futuro su país, aseguró que, tan pronto exista un marco legal definido por la Asamblea Nacional cubana (Parlamento), lo más probable es que Raúl Castro se retire del cargo y con él, toda su generación.
_Se supone que en 2018 Raúl Castro deje la responsabilidad que tiene actualmente, así lo dijo públicamente. ¿Es el único que se va, qué va a pasar con la vieja guardia?
 – Yo interpreto que así como al cumplir el segundo término de su mandato de cinco años, él [Raúl Castro] dice que se va, que esa vaya a ser la regla adoptada por la Asamblea Nacional en una ley que debe quedar aprobada antes del 2018. Esa ley va a determinar que todos los que hayan estado desempeñando los cargos que tienen ahora durante un tiempo como ese, también deban salir. Eso incluye no solamente a los máximos dirigentes del Buró Político, del partido, sino los ministros del Consejo de Ministros y los miembros del Consejo de Estado.
Debe haber una renovación que incluya a todos aquellos que llevan un tiempo como ese. No obstante, no todos los miembros del Consejo de Estado llevan 10 años, ni todos los ministros llevan 10 años. Pero en cualquier caso lo que la ley regule todavía está por determinarse porque la ley no ha sido promulgada, solamente sabemos acerca de la disposición personal de Raúl Castro de no participar en ningún proceso de elecciones, de no estar de acuerdo en ser candidato para un próximo término del 2018 en adelante.
_¿Sería una renovación de rostros de casi el 90%?
– Depende del tiempo que lleven en el cargo y de lo que ley establezca. En este momento solamente podemos suponer. Déjame decir algo en relación con la pregunta porque a veces hay una visión un poco soslayada sobre la realidad de la clase política cubana y su edad. El Buró Político tiene un promedio de 68 años y como se sabe son 14 miembros. El Consejo de Ministros, sin embargo, tiene un promedio de edad de 58 años. Eso que algunos autores llaman la edad de la generación perdida. Hay un distinguido escritor cubano, mi amigo Leonardo Padura, que llama a su generación los que tienen ahora 59, 60, les llama la generación oculta, porque esa generación no llegó a tener la posibilidad de estar en el liderazgo porque eran muy viejos ahora y antes muy jóvenes. Pero la verdad es que si uno mira la edad promedio del Comité Central del partido actual y la edad promedio del Consejo de Ministros actual, verá que está compuesto por esa generación que mi amigo Padura llama la generación oculta, que no ha accedido al poder. Depende de la generación de que uno habla. Cuando se habla de nuestra generación se habla de la gente que uno conoce. La edad promedio de los secretarios del partido comunista en las provincias es de 46 años. Es decir ¿dónde están aquellos dirigentes que van a relevar la generación de Raúl Castro en el 2018? Basta con mirar a quienes dirigen el partido en las provincias, basta con mirar a los presidentes de las asambleas provinciales del Poder Popular [Asamblea Nacional], que la mitad de los cuadros por cierto son mujeres, de las 15 provincias de Cuba. Entre esas 15 provincias, una tercera parte está dirigida por secretarios del partido que son mujeres y, repito su edad promedio es de 46 años.
_Se acaba de cumplir un año del restablecimiento de relaciones con Estados Unidos. ¿Cómo ha sido este año, qué se ha avanzado y qué no, cuál ha sido el impacto en Cuba?
Lo que ocurre entre Cuba y los Estados Unidos es, como siempre, la historia del vaso medio vacío y medio lleno, uno puede mirar lo que le falta al vaso. Al vaso le faltan cosas, le falta la eliminación del embargo que sigue siendo un bloque en el centro de las relaciones, que impide que se estrechen relaciones comerciales, financieras, etcétera, con todo lo que eso implica no solo para las empresas sino para las personas, para los cubanos de Cuba y para los cubanos de Estados Unidos, para los actores de la sociedad civil en Cuba y Estados Unidos, todo eso pasa por que se levante, se disminuya, se alivie y tienda a desaparecer el bloqueo económico.
Tenemos la Base Naval de Guantánamo, mientras haya una base naval en contra del deseo de la mayor parte de la gente, y lo más fácil sería hacer en este país un plebiscito para pronunciarse sobre la Base Naval de Guantánamo. Si alguien quiere apostar que menos del 90% de los cubanos van a estar a favor de que quiten la base naval de Guantánamo yo estoy listo a apostar con ese que piense así, no importa cuales sean sus ideas políticas. Eso está ahí presente. Son las dos grandes diferencias pendientes en esta historia.
Por otro lado no hay que subestimar de cómo el vaso se ha ido llenando. Ha habido una febril cooperación diplomática que involucra a áreas tales como seguridad, inmigración, intercepción de narcotráfico, sobre las cuales ya existía un progreso, ambas partes ya se entendían, sino que ahora hay avances en otras aéreas importantes como el medio ambiente, protección de las áreas marítimas a partir de la construcción de cartas hidrográficas así como la contención de derrames de petróleo en la áreas profundas, porque Cuba está explorando en el Golfo de México. Se avanzan en áreas que tienen que ver con el medio ambiente, con el imperio de la ley, la aplicación de las leyes de los dos lados. Eso implica cosas tales como acuerdos para evitar el fraude migratorio, la falsificación de pasaportes y documentos, acuerdo para la aplicación de ley relacionada con el tráfico de personas sobre los cuales se ha cooperado antes pero no existía un acuerdo. Ahora se trabaja en eso y ambas partes encuentran un territorio común para preservar la ley y a mí eso me parece clave. Todo lo que tenga que ver con la ley, con acuerdos formales  entre los dos países, crea un marco de estabilidad, que es fundamental para una relación que ha estado antes caracterizada por la desconfianza, celo y hostilidad. Y que ahora, a partir del 17 de diciembre del 2014, tiende a moverse hacia la construcción de un espacio de confianza mutua, gradual progresivo, sin eso no es posible cooperar. Porque uno no coopera con quien no tiene confianza. De modo todo lo que se ha avanzado en ese sentido, pasar del diálogo a la negociación, de la negociación a la cooperación y de la cooperación a construir espacios comunes donde ambas partes puedan tener una alianza para enfrentar problemas comunes.
Esa palabra alianza puede sonar muy rara entre dos países que tienen sistemas políticos diferentes como Estados Unidos y Cuba. Pero si uno mira la manera en como los vietnamitas y los chinos definen su relación con Estados Unidos, verá que en esas relaciones se habla de alianzas para combatir problemas comunes, entre los cuales está el terrorismo, la protección del medio ambiente. Es decir, Cuba engancha perfectamente en esas relaciones constructivas que Estados Unidos tiene con otros países y que no es lo que caracteriza básicamente las relaciones con otros países, incluso en esta región, porque paradójicamente Cuba y Estados Unidos se llevan bien en materia migratoria, con el único problema que es la ley de ajuste cubano que crea un estatus privilegiado para los cubanos, pero no sabemos cuánto va a durar, probablemente no dure mucho porque tiene muchos enemigos de un lado y de otro. Si uno mira cooperación en materia migratoria y de narcotráfico, uno mira que Estados Unidos tiene eso como dos puntos calientes, controversiales, polémicos en sus relaciones con muchos países al sur, empezando por su aliado, México.
_Hay mucha gente en EEUU que cree que en estos 18 meses de conversaciones, Estados Unidos le dio mucho a Cuba y Cuba no le dio nada a EEUU.
Si uno ve lo que pasó en la última Cumbre de las Américas en Panamá, verá el respeto con el cual el presidente de Cuba dialogó con el presidente de EEUU, verá que hay una diferencia entre eso y muchos otros países de la región. Es decir, el tono actual de las relaciones es de cooperación y entendimiento, y para eso hace falta que las dos partes participen. Eso no lo hace una sola parte, sino las dos, porque para bailar ese tango hacen falta dos. Para sentarse a conversar sobre temas como derechos humanos, que es un tema sensible como todos los que tocan la sensibilidad de la cuestión de la soberanía cubana, que es un valor central de la política cubana. En torno a los derechos humanos, la colaboración de seguridad, estamos hablando de temas de alta sensibilidad para Cuba.
Lo que Cuba le ha dado a EEUU es la confianza de que esta vez cuando se sientan a hablar de acuerdos sobre seguridad y la aplicación de la ley, Cuba sabe que EEUU va a cumplir. Y esa entrega de confianza tiene un valor altísimo si uno mira lo que ha sido en el pasado la experiencia cubana lidiando con EEUU. Este Gobierno cubano ha confiado en el Gobierno de EEUU para sentarse a conversar. EEUU pidió que en el intercambio de prisioneros tuvieran no solamente a Alan Gross, sino que estuvieran involucradas otras personas sobre las cuales EEUU tenía un interés particular y el Gobierno cubano estuvo dispuesto a hacerlo.
O sea, el Gobierno cubano está actuando con buena voluntad. Esto es una negociación entre un grande y un chiquito,  en la que el grande tiene muchas más cosas de su parte que el chiquito y como se trata de una diferencia de escala, de una diferencia acumulada de acciones de hostilidad, Cuba no tiene nada que darle a EEUU a cambio del bloqueo. Sí tiene posibilidades de decir, y lo ha hecho ya, que estamos dispuestos a conversas sobre compensación de nacionalizaciones. En el contexto de la negociación del levantamiento del bloqueo, Cuba siempre ha estado en la posición de negociar la compensación y reclamaciones de ambas partes de acuerdo con la ley cubana. Cumplir la ley y atenerse a eso. Creo que eso es muy importante.
Ahora, Cuba no puede quitar una base naval que tiene EEUU. La fórmula de ¿qué me vas a dar a cambio de Guantánamo? Es una fórmula espuria del derecho internacional, tan espurio como es el tratado de 1934 en cuyos términos EEUU tendría el derecho de ocupar esa parte del territorio cubano para siempre. Eso es tan absurdo en términos internacionales, como si para las dos partes el tratado no tiene plazo, no tiene fecha de vencimiento. Hay maneras de resolver eso. ¿Qué le dio Panamá a EEUU para negociar el canal? ¿Qué le dio China a Portugal para negociar Macao o qué le dio China a Inglaterra para negociar Hong Kong? ¿Qué intercambio puede haber entre un país que tiene una base militar en otro con relación al interés de ése país? Si le preguntáramos a través de un plebiscito a la población cubana, seguramente votará a favor de que se termine ese tratado. Se puede acabar con eso transitoriamente, durante 20 años Cuba y EEUU van a administrar ese territorio dedicándolo a una plataforma de exportaciones, de free trade, que no es un invento comunista, dedicarlo a una estación de protección del medio ambiente. Dedicarlo a un lugar donde puedan existir escuelas de medicina, de formación de maestros que sirven a los intereses de los países de la Cuenca del Caribe, incluyendo EEUU. Usar la base como una prisión o centro de detención de indocumentados es una violación de la letra, no solo del espíritu, del tratado de 1934. Se trataría de acordar un nuevo documento que permita que a lo largo de los próximos 20 años EEUU y Cuba vuelvan a cooperar donde ha habido una base naval.
_¿Pero no sería más importante un plebiscito sobre el futuro de Cuba?
El futuro de Cuba es algo menos concreto que una base militar dentro del perímetro de un territorio. En este momento hay un proceso de cambios. Ese proceso de cambios, sus leyes, sus planes económicos, las nuevas regulaciones de ese proceso de cambios son discutidos por la mayoría de la población. Ese proceso se está llevando a cabo de una manera mucho más participativa de lo que propone o promulga una ley en EEUU. Es la población que participa directamente. La declaración de los lineamientos económicos fue discutida por más de 3 millones de personas. Una parte sustancial fue modificada durante todo ese proceso.
© Rui Ferreira 2016
Publicado en Diario Las Américas 02.29.2016